Escrito por Juan Manuel Ruiz Gutiérrez, Secretario General de Juventudes Socialistas de Polanco
Para conseguirlo tenemos que ser partícipes de las decisiones importantes, apoyando todo cambio de políticas en países como EEUU y China quienes deben ser los primeros que presenten alternativas para su cambio radical en la emisión de gases contaminantes, como potencias que más contaminan. Pero no podemos olvidar que todos los países, organismos internacionales, economistas y expertos del sector financiero coinciden en que la crisis que estamos padeciendo obliga a cambiar el modelo de crecimiento económico, lo cual incide directamente en el cambio climático. Sabemos lo que no es sostenible, como por ejemplo que el 90% de la producción mundial siga utilizando fuentes de energía que destruyen la tierra, contaminan el mar y envenenan el aire. Vivimos con la sensación de que todo es eterno, y nos tenemos que parar a pensar si realmente nos creemos que el mundo esta enfermo.
Pero ante todo debemos hacer los deberes en casa, creer en el fuerte potencial que España posee, basándonos en las siguientes razones: durante la próxima década España contará con una población menos envejecida que la media europea, el mercado contará con nuevas incorporaciones con mayor índice de preparación aumentando los licenciados, nuestro país contará con un capital productivo más moderno debido al gran esfuerzo realizado en la modernización de sectores estratégicos como el aeroespacial, el de las biotecnologías o el de la automoción, contaremos con un tejido empresarial más internacionalizado y tendremos una infraestructuras de transporte significativamente por encima de la media europea (autovías, autopistas, alta velocidad ferroviaria, banda ancha,…).
El reto es la transformación de nuestro modelo productivo con el objetivo de hacerlo más competitivo e innovador y, al mismo tiempo, social y medioambientalmente sostenible. Debe estar basado en el conocimiento, el desarrollo tecnológico y la innovación, pero sin tocar ni un solo derecho social. Si escudriñamos los puntos anteriores deben plasmarse en objetivos claros, como la realización de más controles por parte de los reguladores para evitar desmanes como los vividos, apostando por más desarrollo de ciencia e innovación, con una administración más ágil y eficaz, con mayor protección al medio ambiente, con un urbanismo a la medida de las personas y no de los especuladores, con el uso de energías limpias y renovables, y con impulso al transporte y la movilidad. Pero todo cambio no puede producirse por sí solo, no con el apoyo de un único partido político. Por esta razón los socialistas creemos en el consenso, contando con la gran mayoría de fuerzas políticas, de las organizaciones empresariales y sindicales.
Pero hay que resaltar como hito que para llegar a este consenso tan esperado por todos será la primera vez que los agentes sociales estén presentes en un foro de decisión al más alto nivel, como es el foro de le economía sostenible. Cada día que pasa el futuro se vuelve presente, un presente que queremos que sea estable, equitativo, solidario y competitivo, pero también hay que aprender del pasado, un pasado que nos dicta que las medidas del modelo neo-conservador basado en la des-regulación y el enriquecimiento rápido han fracasado, o mejor dicho, hemos pasado del “todo vale” al “no vale todo”. Pero vayamos a la realidad, y la realidad nos dicta que sin dotación económica no se podrán llevar a cabo todas las propuestas anteriores.
Por esta razón el Gobierno ha aprobado dos fondos con un total de 25.000 millones de euros, el primer fondo será para proyectos de inversión y el segundo fondo será para proyectos de inversiones productivas. Debemos ser optimistas y creer en nuestro potencial como país, aunar esfuerzos, ya que todos pertenecemos a este mundo llamado tierra, donde cada uno de nosotros somos participes de las buenas y malas acciones que sobre lleva se llevan a cabo, siendo inocentes y culpables de su deterioro. Si continuamos a este ritmo de explotación de los recursos naturales no dejaremos eso que se llama “futuro sostenible”. Cuando hablamos de un cambio climático no hay fronteras, ni de pueblos, ni de autonomías, ni de países, porque todos pertenecemos a este mundo, nos guste o no, y no podemos mirar hacia otro lado importándonos más nuestro destino particular que el destino mundial.
En este momento las fronteras pierden su sentido y todas las desavenencias que conllevan esos conflictos injustificables. Creo en un nuevo rumbo para nuestra sociedad, y en una nueva forma de hacer política, porque si las recetas del pasado no valen para el presente, tampoco valdrá la forma de llevarlas a cabo.
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