Han pasado ya 18 meses desde que el coronavirus cambió la vida de todos los ciudadanos del mundo y, aunque ahora ya casi no queda miedo, las consecuencias económicas y emocionales del confinamiento hacen mella en todos los ámbitos. El sector servicios fue uno de los más afectados en su momento y lo será en los próximos años ya que se prevé que la recuperación sea lenta.
Luis Javier Santos dueño de la cafetería La Bagatela, Paula Ramos propietaria de la tienda de ropa infantil Palo de Fresa y Julián Crespo de la librería Virgen Grande narran su experiencia en los meses de confinamiento y en la posterior desescalada, que sin duda han marcado un antes y un después en sus negocios.
Torrelavega es el segundo municipio más importante de Cantabria y, a su vez, es la capital de la comarca del Besaya, sin embargo, es la octava ciudad española con menos tasa de actividad del país y desde hace unos años según el Instituto Nacional de Estadística, estos datos cada vez dejan en peor posición a la localidad.
El Coronavirus azotó con fuerza este núcleo urbano en especial durante el mes de septiembre de 2020, cuando un barrio entero tuvo que ser confinado. En alguna ocasión la ciudad no ha estado presente en la lista de ‘riesgo 3’ del gobierno regional, pero no suele ser habitual ya que es un municipio muy concurrido y por ello la incidencia de casos por Coronavirus es más elevada que en otros sitios. Los principales afectados económicamente son los empresarios y los hosteleros que han tenido que ‘’sobrevivir y convivir con el virus’’ para poder hacer frente a los gastos y no dejar que sus negocios se hundieran.
Las pérdidas económicas han sido importantes para casi todos los establecimientos, en especial para Santos y Ramos, que al no ser considerados ‘’de primera necesidad’’ no abrieron sus puertas durante el confinamiento.
El dueño de La Bagatela considera que tardará ‘’unos 5 años en recuperarse de esta difícil situación ya que algunos nos hemos visto obligados a pedir ayuda externa’’ y Paula Ramos, de Palo de Fresa cree que ‘’el papel más importante de la mejora económica lo tienen los ciudadanos, que han vuelto a salir a la calle a hacer sus compras habituales’’. Sin embargo, Crespo que trabajó en los meses más críticos confirma que la ganancia ‘’fue nula, porque no había absolutamente nadie en las calles’’.
La reinvención de los negocios en el periodo en el que no se podía salir a la calle sin justificación no se pudo llevar a cabo porque no había margen de maniobra. ‘’No se pueden poner en marcha iniciativas sin salir a la calle’’ declaraba Paula que también explicaba que desde casa ‘’la cabeza daba muchas vueltas pensando en cómo afrontar los pagos’’ y, además, la incertidumbre de no haber vivido nunca una pandemia mundial hacía que ‘’la situación fuese de bloqueo porque nunca nos hubiésemos imaginado que una cosa así podía pasar’’.
Para Luis Javier poner en marcha su cafetería con otros nuevos servicios como, por ejemplo, comida a domicilio no fue una opción porque explica que ‘’ni siquiera cuando se pudo abrir solo en las terrazas había ganancias’’. Asegura que no es rentable trabajar bajo las restricciones del gobierno sobre el aforo, pero que ‘’lo hacemos simplemente por no quedarnos atrás y por ofrecer un servicio a los ciudadanos’’.
En cuanto a la vacunación los tres empresarios están de acuerdo en que se debería de haber tenido en cuenta los hosteleros y a los comerciantes, al igual que ocurrió con los profesores, porque ‘’estamos en contacto con mucha gente’’ tal y como declaraba Santos. Sin embargo, a pesar de que Julián Crespo deseaba haber sido inoculado antes tanto por su bien, como por el de sus clientes, declara que se sorprendió mucho cuando le llamaron para la vacunarse ya que no esperaba que fuese tan rápido. Manifiesta también que ‘’ahora se ve la luz, porque el porcentaje de personas que no ha recibido ninguna dosis es muy bajo’’.
La concienciación de los ciudadanos es otro de los factores claves para acabar con la pandemia, ya no solo la vacuna, sino cumplir con las medidas esenciales como la mascarilla obligatoria en lugares cerrados y el número de aforo indicado. Los tres comerciantes declaran que normalmente todas las personas cumplen las normas ‘’aunque es inevitable que poco a poco nos vayamos relajando porque el miedo poco a poco se va perdiendo’’ tal y como ha explicado el dueño de la librería Virgen Grande.
El coronavirus ha sido una pesadilla para todos los países del mundo y para todos los sectores, se ha llevado por delante los planes e incluso la vida de muchas personas, pero sin embargo no es difícil sacar situaciones entrañables dentro de la pena y la desolación.
Crespo, que colaboró con muchas personas en los meses de confinamiento total, se emocionaba al narrar la historia de una señora que vivía sola y que agradecía mediante gestos y desde su ventana que le entregasen el periódico a diario, porque ‘’para ella era una forma de sentirse más acompañada’’. También sonreía al contar que al entregar el periódico a otro matrimonio mayor acabó por hacerle los recados del supermercado, pero que los ancianos ‘’aprovecharon que yo no sabía que había algunas cosas que no debían comer por su salud como las patatas fritas y las incluían siempre en la lista de la compra’’.
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