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La entrega al arquitecto y urbanista Richard Rogers el premio Pritzker, considerado el premio Nóbel de la arquitectura, es una magnífica oportunidad para continuar debatiendo y ampliando las opiniones que se han generado en las últimas semanas sobre las propuesta de cambiar determinados usos de suelos urbanos en nuestra ciudad, concretamente el espacio ocupado por el mercado de ganados. (sigue…)
La entrega del premio Pritzker me ha animado a entrar a debatir y opinar sobre el uso del mercado nacional de ganados.
Como es bien conocido, Rogers es asesor de los Ayuntamientos del Londres preolímpico y de la Barcelona Olímpica, por lo que nos parece muy acertado que los ayuntamientos, salvando y respetando las diferencias, harían muy bien en recibir el asesoramiento de prestigiosos profesionales, antes de decidir las actuaciones en materia de urbanismo e infraestructuras, así se evitarían, entre otras cosas, sucumbir a presiones u opiniones tan poco doctas como la de nuestro mismo grupo.
Las actuaciones o iniciativas, como la que nos ocupa, son de una trascendencia tan enorme para las necesidades de los ciudadanos y de la propia ciudad que las decisiones que se adopten, en uno u otro sentido, redundarán de forma muy significativa en el futuro de la ciudad en lo colectivo y social. Mis visiones, manifestadas en otras ocasiones, siempre han pretendido regenerar la ciudad y cambiar usos y tendencias para unas nuevas utilizaciones principalmente colectivas y de mayorías ciudadanas. En los supuestos que se ofrecen sobre el espacio que ocupa el actual mercado, estas propuestas, probablemente erróneas, consisten simplemente en abrir ese espacio a la ciudad, abrirlo a la gente, a los ciudadanos y no cerrarlo únicamente a las vacas, a los camiones y en no dejar amplios espacios tan necesarios sin usos temporales tan dilatados, tan largos.
Con estas medidas, y manteniendo el espíritu del arquitecto que realizó del Centro Pompidou de París, se conseguiría recuperar y rejuvenecer la ciudad y abrirla al crecimiento y a la mejora de la calidad urbana con un urbanismo sostenible y de futuro, del que tan necesitado esta la segunda ciudad de la región.
Los cambios de los usos tradicionales de amplios espacios por usos más modernos, actuales y adaptados a las nuevas realidades colectivas, cambian el destino y las vidas de las ciudades, en general para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Un somero vistazo a actuaciones de este tipo cercanas nos demostrará como esta posibilidad es verdadera y posible. Un vistazo aún más cercano, como es nuestra ciudad, demostrará que no actuar o actuar mal sobre espacios e infraestructuras superadas suponen una pesada losa que aplasta el desarrollo y la calidad de vida.
Por mi parte, solo queda felicitar al magnifico arquitecto por el urbanismo que representa, y se premia, y esperar que, como él, que asesoró a los ayuntamientos de Londres y Barcelona, los asesores que lo hagan a nuestro Ayuntamiento lo hagan en el mismo sentido que Rogers, y así se pueda conseguir la ciudad que los torrelaveguenses nos merecemos y que, además, sirva de impulso para un cambio de tendencia en la utilización de los espacios de la ciudad anticuados y desusados.
David Laguillo (Torrelavega, 1975) es un periodista, escritor y fotógrafo español. Desde hace años ha publicado en medios de comunicación de ámbito nacional y local, tanto en publicaciones generalistas como especializadas. Como fotógrafo también ha ilustrado libros y artículos periodísticos.
Más información en https://davidlaguillo.com/biografia/
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