¿Perpetuarse en el poder o perpetuar un sistema?
- Por Pablo González Bolado, estudiante de Ciencias Políticas y miembro de IU Torrelavega.
En el horizonte, se atisba una reforma electoral en el seno de los ayuntamientos. Un golpe a la democracia de dimensiones estratosféricas camuflado, como siempre, por los aparatos de propaganda del Estado. A simple vista, parece una treta del Partido Popular para mantener el control de las alcaldías; de tal forma lo venden los medios, manipuladores una vez más. La excusa es facilitar el gobierno de los ayuntamientos. Para los desconocedores de este proceso, lo que se pretende con la reforma es convertir un 40% de los votos en una mayoría absoluta. Teniendo en cuenta que en las anteriores elecciones municipales la suma de abstenciones, votos nulos y votos en blanco llegó al 38% de media, en una ciudad como Torrelavega —de unos 55000 habitantes— daría lugar a una mayoría absoluta conformada por 13640 votos, obviando las peculiaridades de la ley electoral.
Un análisis un poco más profundo puede llevarnos a pensar en algo mucho más grande. El panorama político está cambiando en el sur de Europa. Ante el temor de los agentes económicos a la pérdida del poder que les brinda el sistema capitalista, se van produciendo cambios legislativos que atentan contra los principios de la democracia. Por rápido que se produzca el derrumbe del sistema, esta trampa, sin duda, les ayudará a aguantar cuatro años más. Otra legislatura en la que dejan los cabos aún más atados, porque el bipartidismo ha perdido sus caretas. Aquí aparece la otra cara: el PSOE. Sabiendo que su postura es inútil, se posiciona a la otra orilla, cumpliendo su papel histórico: el de progresista, el de defensor de la democracia. En resumidas cuentas: el otro actor del circo. El pacto del que avisó Felipe González, sacando pecho, es un hecho. Socialistas y conservadores, de la mano, gobernando Europa. Juntos a merced de los designios de la Troika. Meras piezas en el tablero del capitalismo.
¿Es necesario este descaro? Un claro ejemplo: en Grecia la socialdemocracia ha tocado fondo. Su gestión del país durante la crisis ha hecho que sus adeptos les hayan ido abandonando. Tras las últimas elecciones, se han visto obligados a darle la mano a la derecha, para evitar que los poderes económicos se vean afectados, ocupando su lugar una formación de izquierda alternativa (Syriza). Ante el fin del turnismo, el sistema capitalista se balancea y parece que un pacto entre las formaciones políticas de izquierda podría empezar a derrumbarlo.
El sistema de libre mercado es cada vez menos libre, tanto para la economía, como para los trabajadores; el puñado de dinero que almacena la “mano invisible” hace que cada vez sea más visible. Esta mano invisible la conforman organismos y organizaciones tales como la OPEP, el FMI o el Banco Mundial, capaces de cambiar el mundo a su antojo. Estas son las que hoy se enrocan, con dichas jugadas políticas, para una vez más salir ilesos y hasta beneficiados. Que los trabajadores son cada vez menos libres es un hecho desgraciadamente conocido por todos en nuestro día a día y que merecería otro artículo.
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