Responsabilidad: esa palabra que nadie asume, pero a la que muchos hacen referencia. Era un clamor que solo el tiempo iba a ser capaz de confirmar: el Centro de Emprendedores, tal como adelantamos desde ESTORRELAVEGA.COM, no se va a construir.
El actual Alcalde de Torrelavega, José Manuel Cruz Viadero (PSOE) ha aprovechado la canícula del mes de agosto, y en pleno período festivo, para reconocer, al fin, que por los apremiantes plazos es imposible llevar a cabo este polémico proyecto. Un fallido proyecto, sin el apoyo ciudadano, que fue impulsado por tres partidos que durante todo este tiempo han tenido responsabilidades de gobierno: PP, PSOE y PRC. Ninguno de ellos, por el momento, ha anunciado todavía si asumirá en alguna medida la responsabilidad política que, a buen seguro, corresponde a las citadas tres formaciones. El gran fiasco político y urbanístico de los últimos años no puede pasar de puntillas en mitad del verano, sin responsabilidades.
Pese a que, quizás, el dinero podrá utilizarse para otras obras del Plan Urban y, también quizás, no sea necesario indemnizar económicamente a la empresa responsable de las obras, es obligatorio realizar una reflexión mucho más profunda. Esa reflexión nos lleva a volver a recordar que el proyecto contó con una fuerte oposición ciudadana. Los políticos locales han vuelto, de nuevo, a actuar de espaldas a la Ciudadanía. Esa es, en el fondo, la valiosa lección que todos deberían aprender.
En la oposición más dura al proyecto estuvo ACPT, ahora curiosamente «desaparecida» en sus labores de oposición desde que firmó el pacto de investidura con PSOE y PRC. Sin embargo, más allá del ámbito de influencia de ACPT y sus simpatizantes, miles de personas firmaron en contra de este proyecto mediante una recogida de firmas en las calles que, a buen seguro, contó con la firma de personas de muchos partidos políticos. En el caso concreto del Centro de Emprendedores, en pocas semanas se consiguieron miles de firmas de personas que estaban claramente en contra. Que nosotros sepamos, no se realizó una recogida de firmas a favor del Centro de Emprendedores.
El argumento de «el Centro de Emprendedores va en nuestro programa electoral, por lo tanto la ciudadanía apoya el proyecto» resulta terriblemente falaz y tan manipulador que, casi, da vergüenza ajena. Esto es así porque todos sabemos que, en buena medida, el votante no vota a unas siglas por un proyecto concreto dentro de un programa, sino que vota unas siglas por sí mismas, por costumbre, o a candidatos particulares, por afinidad personal o de otro tipo. No sirve, por lo tanto, argumentar que el voto a un programa político, en su conjunto, da carta blanca al partido votado para realizar todos los proyectos, incluso los proyectos objetivamente innecesarios y megalómanos, que se incluyen en el texto.
Dentro de un análisis más profundo, podemos rebatir la mayor falacia de todas: el emprendimiento. Bajo ese paraguas, se está forzando a miles de personas, desesperadas, a gastar su poco dinero en aventuras empresariales que, muchas veces, no van a llegar a ningún sitio.
En Torrelavega no fluye el dinero, desde hace ya varios años. Si nadie compra, y todos venden, es una irresponsabilidad empujar a nuestros parados hacia la presunta panacea del «emprendimiento». Lo que conseguimos, en el contexto actual, es que los parados se endeuden todavía más y se conviertan en «emperdedores». Empujar a los desesperados hacia el abismo del emprendimiento es una acción que podemos, finamente, calificar de estafa económica, sentimental e intelectual.
A Torrelavega le acucian problemas mucho más profundos que la construcción de más y más edificios que se quedarán vacíos y sin uso en pocos meses. A Torrelavega le acucia el inmovilista statu quo, el «así se hacen aquí las cosas», o «tal o cual iniciativa la hace siempre fulanito o menganito». A Torrelavega le acucia el recuerdo de un pasado floreciente que, bajo el actual liderazgo de los mismos, nunca volverá. Fuimos la ciudad del dólar y ahora somos la ciudad del céntimo de Euro.
Mientras nuestros jóvenes abandonan la ciudad ante la imposibilidad de realizar actividades o iniciativas que sirvan para labrarse un futuro, en los eventos y en las fotografías desde hace 20 años o más, vemos una y otra vez las mismas caras. Sin apenas variaciones, la élite social, intelectual e industrial de Torrelavega apenas se ha renovado, y esa es una de las causas de la decadente situación actual. De aquellos barros, vienen estos lodos.
Ah, pero, eso sí, el mejor hojaldre del mundo se hace en Torrelavega. Y así estamos, anclados en el pasado y con un futuro realmente incierto en el que buena parte de los torrelaveguenses están sufriendo las duras consecuencias de haberse convertido en «emperdedores».
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