Torrelaveguenses y visitantes viven meses difíciles, con media ciudad levantada por las obras en Julián Ceballos, lo que convierte la circulación en un laberinto diario para vecinos y comerciantes.
A esto se suma la desafortunada coincidencia en el tiempo y en el espacio de unas lentísimas obras en el aparcamiento privado del Bulevar Demetrio Herrero, lo que suma más complicaciones todavía al tráfico en coche por la capital del Besaya.
Los comerciantes y los vecinos de las zonas aún no terminadas de Julián Ceballos se enfrentan cada día a una auténtica yincana, con zonas cortadas y accesos que cambian constantemente.
Así las cosas, el acceso a los portales y a los negocios se hace muy complicado, en una situación que los torrelaveguenses y los visitantes soportan con una paciencia digna de elogio.
A falta de estadísticas oficiales sobre la afectación negativa que estas obras están teniendo sobre los numerosos negocios de la zona, las quejas de los empresarios son evidentes.
Y, sobre el resultado visible en las zonas superiores de la calle donde ya se han terminado las obras, también hay muchas opiniones encontradas sobre la funcionalidad y la estética de estas obras que tanto están poniendo a prueba la paciencia de visitantes y torrelaveguenses.
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