Con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, y tras la constatación de su impacto directo sobre la salud de las personas que viven en zonas urbanas, la Mesa de Movilidad del Besaya intenta dar visibilidad a este problema, cuyo principal causante es el tráfico rodado.
El 26 de abril es el Día Internacional del Ruido. España es uno de los países europeos que expone a sus ciudadanos a un mayor nivel de ruido. Por ejemplo, en Torrelavega, casi un 10% de la población sufre niveles de ruido nocturnos por encima del límite legal establecido en la normativa española, estando este límite lejos de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y siendo mucho menos estricto que en otros países europeos.
Recientemente, la Comisión Europea, en su revisión del cumplimiento de la normativa medioambiental de la U E, ha llamado la atención a España por el retraso significativo tanto en la elaboración de mapas de ruido como en la adopción de planes de acción.
Respecto a la normativa existente, es de destacar que aunque la competencia en la regulación normativa del ruido ambiental es municipal, pocos son los municipios que lo incluyen en sus normativas. Por ejemplo, en la Comunidad Autónoma de Cantabria de los 102 municipios muy pocos de ellos contienen un capítulo específico sobre el ruido, que en algunos casos ni está actualizado con la Ley de Ruido de 2003. De hecho, la Comunidad Autónoma de Cantabria carece de legislación en esta materia.
El tráfico rodado es el responsable del 80% de la contaminación acústica en las ciudades, y sus efectos se ponen de manifiesto de manera ‘flagrante’ cuando se trata de grandes vías urbanas, las conocidas como ‘autopistas urbanas’ que constituyen una auténtica barrera metropolitana que ‘fractura y divide barrios enteros’: el elevado número de coches que las recorren y la alta velocidad permitida hacen que resulten muy difíciles de atravesar e impiden la conexión y permeabilidad entre zonas del mismo barrio. Además la existencia de estas vías incrementa los problemas de salud de las personas que residen cerca por los elevados niveles de ruido y contaminación del aire.
Es el caso, por ejemplo, del tramo urbano de la S-10 por Camargo, a su paso por Maliaño, o de la A 67 en Torrelavega a su paso por Barreda, Ganzo o Tanos, zonas densamente pobladas, donde se encuentran viviendas a escasos metros de distancia, que sufren día tras día los efectos del ruido y la contaminación. Es una vieja reivindicación de los vecinos de estas zonas, que en casos como el de Barreda llevan años movilizándose para conseguir la instalación de pantallas acústicas en la autovía A-67.
Desde la Mesa de Movilidad del Besaya instan al Ministerio de Fomento a ejecutar el proyecto de instalación de pantallas anti-ruido, cuya instalación aparece planificada desde hace más de 10 años en el Mapa Estratégico de Ruido. De esta manera el colectivo considera que no sólo se dará cumplimiento a la normativa europea y estatal en la materia sino que se posibilitará lo más importante, mejorar el descanso y el bienestar de los vecinos afectados.
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