{xtypo_dropcap}L{/xtypo_dropcap}os tristemente famosos “brotes verdes”, que quien gobierna este país dijo ver hace ya tiempo como síntoma de salida de la crisis, no parecen ser verdes sino más oscuros, tirando a negros.
Las cada vez más constantes noticias de Expedientes de Regulación de Empleo, los cierres de pequeños comercios (esos cierres no suelen ser noticia), la ruina de muchos pequeños autónomos, y otras noticias económicas negativas, incluida la Tasa Interanual de la afiliación media a la Seguridad Social en Cantabria, con pérdidas de más de 8.500 afiliados, contradicen la teoría de los “brotes verdes”.
Torrelavega necesita un nuevo motor económico. Cantabria también lo necesita. Este motor puede ser en forma industrial, cultural, deportiva o de cualquier otro tipo, pero debe ser algo con la suficiente capacidad de poner a Torrelavega, en el caso local, en el mapa del mundo, y situar el nombre de la ciudad en las agendas importantes, para atraer así nuevas inversiones y más empleo.
Hay que elaborar buenos e interesantes proyectos de futuro, en lugar de discutir sobre el color de las baldosas de una acera o los horarios de las bibliotecas.
Por ejemplo, Bilbao consiguió, con su “efecto Guggenheim”, el mayor empuje económico vivido en la capital vizcaína desde hacía muchos años. No solo el turismo se benefició terriblemente de los efectos de tan fastuoso edificio, sino que la propia ciudad comenzó a recibir otros proyectos e inversiones de envergadura.
En Valencia, la Ciudad de las Artes y las Ciencias potenció también a la capital del Turia. La inteligencia en la gestión y difusión de estas grandes obras y proyectos generó un “efecto llamada”, positivo desde todos los puntos de vista, fomentando también la industria, el turismo, el comercio, en definitiva, reactivando la economía.
En Cantabria, a nivel general sin focalizar en Torrelavega, tampoco existe todavía un verdadero “motor” que sirva para potenciar con fuerza esta tierra. Las cuevas de El Soplao y otras iniciativas son muy interesantes, pero no suponen un imán de atracción lo suficientemente potente para atraer a su alrededor otro tipo de inversiones para la región.
Como muestra del color que presenta el panorama, difundida este mismo 3 de noviembre, la tasa interanual de la afiliación media a la Seguridad Social en la Comunidad de Cantabria registró el pasado mes un -3,76%, lo que supone -8.544 afiliados.
De los datos anteriores se deduce que si se pierden más de 8.500 afiliados a la Seguridad Social, el color de las anchoas va a estar muy alejado del verde y de su natural marrón, y va a parecerse más al color negro.
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